LA IGNORANCIA EN VENEZUELA COMO PROBLEMA SOCIAL E INSTRUMENTO POLÍTICO: Una mirada a nuestro sistema educativo.
‘’Las Naciones marchan hacia el término de su
grandeza, con el mismo paso con que camina la educación.’’ Simón Bolívar.
‘’La Educación es la manera de
distribuir mejor entre todas las clases sociales la capacidad de producir
riqueza.’’ Arturo Uslar Pietri.
Decía
Bolívar que un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia
destrucción, conforme pasa el tiempo más convencido estoy de la veracidad de
esta máxima.
Podemos
mencionar que el gran desafío de las naciones en las últimas décadas es
combatir la desigualdad. Y podemos ver que se han logrado cambios y mejoras notorias
conforme a lo que reducir ésta gran brecha se refiere, pero también queda en
evidencia lo mucho que queda por hacer. Tomando en cuenta a su vez, el aumento
de riqueza a manos de un mínimo porcentaje de la población mundial, en
comparación de millones que sufren los embates de las guerras, el hambre, las
enfermedades, violación de derechos humanos y sobretodo, el analfabetismo.
Evidentemente
en Venezuela lo concerniente a la educación y formación integral de los
ciudadanos ha sido una labor titánica, ante las adversidades geográficas,
culturales y económicas durante más de cinco siglos hacen que el hecho de que
el bajo nivel cultural promedio de la población sea objeto de estudio,
sobretodo si destacamos de que esta crisis de la ignorancia en sí misma,
representa una de las causas de buena parte de nuestros problemas como País y
Sociedad.
REPASO HISTÓRICO
Desde
la época colonial española, de acuerdo a las tendencias de la época, la
educación era dirigida por la Iglesia Católica a los fines de preservar el
statu quo del momento, y a ella solo podían acceder aquellos blancos que
pudieran costearla, sin embargo, también se debe destacar el rol de los
franciscanos en la impartición de lecto-escritura en las comunidades indígenas
en el marco de la evangelización (la cual si evaluamos el contexto histórico
internacional) tal empresa estaba completamente aislada de las nuevas ideas del
renacimiento, humanismo y reforma protestante que cambiaron sustancial y
estructuralmente a la Europa de la Edad Moderna, ideas a las que el reino de
España, por su concepción de reino católico, se opuso fervientemente en un
inicio.
No
obstante, el progreso de la educación y el avance de nuevas corrientes iba a llegar
ya en la transición de la Edad Moderna a la Edad Contemporánea, donde Venezuela
tenía un panorama distinto; la instauración de la Casa de Borbón en la
península trae consigo que se vean con buenos ojos las ideas humanistas del
Renacimiento en las colonias, era un emergente exportador de Cacao, se llegan a
fundar las universidades de Caracas y Mérida en 1721 y 1785 respectivamente, el
rey Carlos IV promulga la Real Cédula de Gracias al Sacar de 1795 que entre
otras cosas, permite que los pardos pudientes, previo pago de un impuesto, que pudiesen
ingresar en instituciones educativas y finalmente, llega la imprenta en 1808
tras 300 años de retraso que se verían superados parcialmente en los años
siguientes.
Asimismo,
en Europa las cosas estaban cambiando, surgen las ideas de la Ilustración que
dan origen a las grandes revoluciones socio-políticas de la época (como la de
América del Norte, Francia, América Española y Haití) así como la concepción
del Estado liberal occidental moderno y la declaración de los Derechos del
Hombre y el Ciudadano, las logias secretas se difunden de forma masiva en el
viejo continente y posteriormente al nuevo mundo, en las cuales distinguidos
intelectuales formarían parte de ellas, de modo que esta serie de hechos endógenos
y exógenos fueron el germen para que Venezuela cosechara sus primeros hombres ilustres
de peso trascendental en su historia, tales como; Andrés Bello, Cristóbal Mendoza,
Simón Rodríguez, Juan Germán Roscio, José María Vargas, Simón Bolívar, Francisco
de Miranda y muchos otros, que generarían todo un proceso revolucionario que aglomeró
a las clases sociales de entonces bajo una divisa que vendría a dejar huella
imborrable en la región, como lo fue la Independencia.
Y
tras ésta etapa difícil pero no menos épica, las nuevas naciones y en especial
Venezuela (que había quedado en ruinas) deben a hacer frente a tres asuntos
importantes; reactivar el aparato productivo, garantizar la estabilidad a nivel
político y social, así como adecuarse a la realidad mundial de aquel Siglo XIX.
En ese sentido se deja atrás aquellas concepciones de formación adecuada al
rígido orden eclesiástico para dar paso a una visión laica y liberal que
generaría conflictos diversos entre estos grupos y los sectores conservadores,
como fue entonces en esa mitad del siglo XIX, es decir, se habían logrado
avances, pero en el fondo aún persistían los problemas del atraso cultural.
La
incapacidad de acceder a la educación por parte de las nuevas masas populares
hicieron entender a las élites de entonces (superado el régimen monárquico) lo
útil de mantener a una población ignorante a expensas de preservar el apoyo y
evitar revoluciones en su contra, algo que de una forma u otra iba a terminar
sucediendo en la Guerra Civil de Cinco Años que impuso el triunfo del
federalismo liberal, hasta que en 1870 el Presidente Antonio Guzmán Blanco
emite el Decreto de Instrucción Pública Obligatoria, logrando así que la
educación, sin importar cuestiones raciales o económicas, comenzara a
masificarse en la sociedad rural venezolana, y además, aunado a esto, se produce también la llegada
y difusión de las ideas positivistas al país gracias a Adolfo Ernst y su
discípulo Rafael Villavicencio, quienes darían pie a una nueva generación
intelectual como lo fue la de Gil Fortoul, Vallenilla Lanz (cuyos antecesores
inmediatos, en calidad intelectual, mas no estrictamente en razón ideológica,
habían sido Tomás Lander, Cecilio Acosta, Rafael Baralt y Fermín Toro) y demás
ilustres que en buena parte, respaldaron el gobierno de Juan Vicente Gómez
hasta su final, especialmente en el área de las ciencias sociales, letras,
filosofía, arte y humanidades. Cabe destacar también, que en conjunto con esta
corriente de pensamiento, se da la irrupción de la explotación petrolera en
Venezuela que llevaría a la nación a una transformación completa, dando paso a
grandes avances económicos, institucionales, de infraestructura, culturales en
el marco de la modernidad, sobretodo en las ciencias naturales y de la salud,
cuyos referentes fueron sin duda alguna Rafael Rangel, José Gregorio Hernández
y Luis Razetti, por mencionar algunos.
No
sería hasta el fin de la Dictadura Gomecista y entrados ya los años cuarenta
que se plantearía en la nueva sociedad, la necesidad de que el Estado asumiese
las funciones de instrucción pública de forma plena como lo concebiría Prieto
Figueroa en la figura del Estado Docente, sin pasar por alto que ya se había
generado la adopción de nuevas ideas de corte marxista-leninista debido a
grandes sucesos como lo fueron la Revolución Rusa, el despertar de la generación
del 28 y el papel que jugó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en la
Segunda Guerra Mundial y también las ideas emanadas de la Doctrina Social de la Iglesia gracias al rol
fundamental que tuvieron los papas Pío XI y Pío XII la primera mitad del Siglo XX,
que en el marco de la leve apertura democrática dada por López y Medina entre
el 36 y el 45 hacen que se plantee éste debate (concernientes al rol del Estado
frente a la educación) en los sectores académicos y estudiantiles que llevo
también a la división de éste último y al origen de la conformación de los
partidos políticos que dominaron la palestra pública nacional más adelante,
como lo fueron Acción Democrática y el Comité de Participación Electoral
Independiente (En un inicio como la Unión Nacional de Estudiantes) en reacción
al primero y al Partido Comunista de Venezuela debido a la petición de
expulsión de los jesuitas en el país realizada por estos (AD y PCV).
De
manera que la reforma educativa de 1940 (y posteriores en la era de república
civil y del sistema asentado en 1999 que impera en los días de redacción de
éste artículo) sería la que asentara las bases para superar definitivamente el
problema del analfabetismo, que arropaba a un 33% de la población para
estimaciones de la época, sin embargo, con la irrupción de la revolución de octubre
del 45 y su posterior caída en el 48, pudiera decirse que se quería proseguir
con esta labor, pero dado a la características de aquel régimen del trienio y
el de la década militar, estos esfuerzos fueron caldo de cultivo para que la
educación pública sirviera más como el aparataje propagandístico del gobierno
de turno que como plataforma cívica con vocación a formar a las personas de
manera universal e integral, ello no quiere decir que anteriormente la
educación no funcionase del mismo modo, bien reflejado queda en el rol de la
Iglesia Católica desde la Colonización hasta la irrupción del Liberalismo
Amarillo, las justificaciones político-filosóficas que dieron varios
intelectuales al régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez, o la satanización
de éste último régimen o cualquiera de naturaleza militar o como se ve
actualmente, la realizada por el sistema actual hacía el anterior de naturaleza
civil.
PANORAMA ACTUAL: La cuestión de la
cantidad frente a la calidad.
De
acuerdo a lo expuesto anteriormente, la educación en el país para la transición
de los Siglos XVIII-XIX ya había derribado la primera barrera que fue la de su
presencia en el territorio, ya en la mitad del Siglo XX comienza a derribarse
la segunda que era la de su acceso pero quedaba una más, y a consideración del
autor la más importante, como lo es su efectividad.
Con
base a las estadísticas de crecimiento demográfico en Venezuela, la tasa de
analfabetismo tiende a oscilar en el millón y medio de personas
aproximadamente, tendencia que viene en descenso en parte gracias a programas
sociales ejecutados durante esta década y las anteriores (véase programa ACUDE
o las Misiones) y la aparición de los medios de comunicación masivos como la
radio o la televisión, predecesoras de la entrada a la era de la revolución
digital del internet y la telefonía celular desde finales de los años 80. Ahora
la información y el conocimiento están al alcance cercano de las nuevas
generaciones como nunca antes en la historia (Parafraseando al Secretario
General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro) lo que permite
que los contenidos penetren en la sociedad de una mejor forma nunca antes
experimentada.
Este
gran salto cualitativo en lo que acceso al conocimiento y la cultura por parte
de los particulares respecta, no trae consigo beneficios únicamente, estimaciones
promedio incluso sin ningún tipo de rigurosidad científica demuestran una pérdida
de niveles de cultura impresionantes. Al estar plagados de contenidos basura,
bajo la premisa de entretenimiento, morbo, difusión de antivalores o el humor
absurdo, la sociedad ahora está sometida a una paulatina idiotización (si puede
llamarse así) dejando atrás aquel propósito de formarse, cultivar y desarrollar
la inteligencia con base en corrientes e ideas de pensamiento entre sus pares,
para generar un progreso común en el desarrollo de la inteligencia propiamente
dicha. Y en las naciones emergentes queda en evidencia como primer efecto
colateral el hecho de que sus sociedades son un caldo de cultivo para el
triunfo de la demagogia y el populismo, o si nos referenciamos en lo
establecido por Juan Germán Roscio pero tomando licencias personales, el
triunfo del despotismo sobre la libertad.
Ante
estas evidencias debo decir que las medidas tomadas por los gobiernos para
palear dichos efectos han sido cuanto menos deficientes, al primar sobre estos
el interés de tener masas complacientes con sus sistemas solo para mantener el
poder el mayor tiempo que puedan en vez de (como dije anteriormente) realizar la
honorable labor cívica cuya vocación sea formar a las personas de manera
universal e integral. Por lo que ahora vemos que mientras se anuncia de forma
fastuosa y campante que cada vez los analfabetas en el país son menos, los
nuevos egresados (sin importar nivel) no tiene plena capacidad para hacer
frente a las adversidades de la vida real, no son preparados intelectual y
psicológicamente para el mercado laboral (algo que debe ir acompañado por la
formación familiar, elemento que también ha caído en degeneración), viven las
consecuencias de un sistema educativo excesivamente cuantitativo que califica
al alumnado por criterios obsoletos que generan una igualdad, sí, pero igualdad
hacía abajo (citando a Renny Ottolina), no se logran hacer llegar los
contenidos de forma completa, se busca de forma excesivamente ridícula premiar
a la mediocridad y establecer barreras artificiales entre grupos sociales, esto
para citar unos cuantos defectos que debemos revisar en el futuro y ahora mismo.
En
ese sentido, resulta vergonzoso comparar los niveles educativos de la región
con los de las naciones del norte de Europa o Asia Oriental, y mi propuesta no
es imitar aquellos sistemas educativos y presentarlos como la fórmula mágica para
que Venezuela sea un país de superdotados, en cuanto logremos autoevaluarnos
como país y hacer un diagnóstico de nuestras problemáticas más graves, nuestra
misión debe ir orientada a dirigirse a los anales de la historia para poder
aprovechar los beneficios de ciertos sistemas o modos de ejecutar ciertas
acciones o políticas públicas adecuándolas a nuestra realidad social.
Tampoco
quiero desestimar que bajo éste sistema llegan a destacar muchos de nuestros jóvenes,
eso sería tapar el sol con un dedo, pero muchos de estos solo llegan a rendir
en gran medida bajo dicho sistema ultra cuantitativo y fuera de él, se diluyen
ante el resto. La reflexión acá debe ser que la inteligencia y valores de la
sociedad venezolana (CAPITAL SOCIAL) da para mucho más que la gran cantidad de
nuestros recursos naturales, potencial que se pierde por la borda ante nuestra
perdida general de cultura universal y padecer los trastornos de una
parafernalia que sirve de soporte para regímenes de naturaleza política,
económica o hasta eclesiástica, ya sea mediante la obstrucción al acceso a la
formación, la idiotización progresiva, o la lamentable fuga de cerebros al
exterior, teniendo algunos de ellos, ningunas intenciones de volver, por ahora.
Nota: Soy un hombre católico de crianza y por
convicción, sin embargo, sería un grave error de mi parte no reconocer las
grandes fallas que ha cometido ésta institución a lo largo de la historia. Desde
mi limitada comprensión, atribuyo éste hecho a una de las idea centrales del artículo
en conjunto con otras más que por ahora no podré exponer, y eso es mantener un
determinado statu quo. En función a ello, tal y como queda demostrado
frecuentemente, aferrase a una idea a ultranza hasta el final, termina siendo
contraproducente.
Muchísimas
gracias a Ud. estimado lector si llego a éste punto del artículo, fueron días
de constante documentación e investigación para entregarle un trabajo de
calidad. Es notorio que ante grandes males, grandes remedios. No podemos
quedarnos postrados viendo como nuestro tejido social se descompone, debemos
actuar de forma activa para generar soluciones a nuestros problemas que más nos
han afectado como ciudadanos, sociedad y país.
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