Éste artículo
consiste en una reflexión sobre el valor de la caridad, su destinación con
fines políticos o conexos fuera de la vocación de servició así como una
diferenciación entre el humanismo y el personalismo (no caudillista). NOTA: Las ideas expresadas por el autor
y conclusiones de cada artículo son personales, toda cita o referencia externa
quedará expuesta justo después o a pie del artículo.
“Sin verdad, la caridad cae en mero
sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se
rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin
verdad.” Joseph Ratzinger — Papa Benedicto XVI.
CARIDAD EN SERIO
Pero más allá de dar una revisión
al panorama macroeconómico del mundo actual, mi intención reside en hablar
exactamente sobre la caridad, y el surgimiento de organizaciones, asociaciones
y movimientos dedicados al servicio público, la filantropía y actividades
afines. Partiendo de eso, dentro de la gran anomalía del contexto venezolano
(que más que anomalía, es la prueba fehaciente de que Venezuela en su conjunto
siempre rompe esquemas) vemos como una población cada vez más sumida en
indignantes condiciones de pobreza, recibe la mano amiga de servidores llenos
de buena voluntad que buscan brindar un atisbo de luz en tan oscuro escenario.
Al mismo tiempo que, la colaboración de esta naturaleza que busca realizar la
comunidad internacional en pleno, se ve truncada ante la indisposición y
rechazo deliberado del régimen.
Es por tal razón que hoy la
caridad se hace sumamente necesaria, la cual, articulada de buena manera puede
llegar a ser un elemento significativo para la reconstrucción de nuestro tejido
social porque muchos hermanos venezolanos ante la desesperanza, requieren de un
apoyo, una voz y un aliento en pro de su dignidad, sin embargo, la mayor obra
de caridad que pueda hacerse hoy a todos los venezolanos, es que los servidores
públicos, desde la acción política y demás agentes de cambio social puedan
promover y acelerar los procesos de cambio que la República requiere.
¿AYUDA O FAVOR?
Pío XI decía que la política era
la forma más excelsa de brindar caridad. Ciñéndonos a ese criterio, quisiera
centrarme en un momento en los servidores públicos desde la acción política, es
decir, a los activistas, los dirigentes y líderes de todos los estratos que hoy
cuentan no solo con la disposición, sino con la forma efectiva de brindar
medios de solidaridad y respaldo a los menos favorecidos.
Esta acción tan honorable (y debo
decirlo) se ha visto manchada ante pretensiones o propósitos de figurar a costa
de la filantropía, actitud no más deleznable que el llamado volunturismo1 que
cada vez se nota más en las poblaciones vulnerables del globo. Generalmente,
los activistas políticos aspiran direccionar la destinación de los medios del
Estado para brindar bienestar, esto es, buscar el bien común (cada uno a su
modo según su ideología, pero lo busca, o al menos eso intenta o eso pretende
decir) pero ante un comportamiento inescrupuloso que busca usar de trampolín la
necesidad de los menos favorecidos a costa de lograr cuotas políticas y de
mancillar la dignidad humana de los necesitados, es necesario fijar postura.
No expongo ante tal hecho que el
activista político deba desligarse de brindar caridad y filantropía, solo hago
el llamado a todo aquel que efectivamente lo haga, a que lo realice de una
manera sincera y desligada de todo interés personal, pero a día de hoy en
Venezuela eso pareciese una búsqueda imposible. Porque a fin de cuentas, la
actividad política se ha visto sujeta a niveles de tal degradación que por toda
prestación, muchos buscan una contraprestación, mercantilismo amoral que se apodera
de la política y todos sus estamentos, y el cual es en absoluto, un mal
reciente.
Decía Arístides Calvani2
ante las Naciones Unidas que el rechazaba el modelo de “ayuda” que emprendían los
países desarrollados hacía los subdesarrollados porque que tales ayudas sólo
llevan a la sujeción, unas veces a lo económica, y otras a la política. En la
acción política y social de la Venezuela de hoy, rechazo este modelo de “ayuda
y caridad” en razón de que si bien se fundamenta en centrar dicha
acción política en el ser humano, no busca (por acción u omisión) la verdadera
promoción de su dignidad, al verlo solo como “humano” y no como “persona”
y que básicamente solo siembra el clientelismo que se dice combatir ante el
vulgar uso de prebendas y distribución del mancillado tesoro público en estas
prácticas por parte del régimen desde hace mucho tiempo.
DIFERENCIACIÓN ENTRE EL PERSONALISMO Y EL HUMANISMO.
La dicotomía entre humano/persona
me obliga desde mi perspectiva, como la luz que se fragmenta al pasar a través
del prisma, a exponer mi concepción de como hoy se han desvirtuado términos
básicos de la teoría de las corrientes e ideologías políticas, puesto que hoy
en día vemos como el humanismo prácticamente se ha convertido en el chivo
expiatorio de cualquier clase de populismo y que el personalismo se reduce a la
exaltación de un caudillo a limites absurdos.
El humanismo a grandes rasgos
puede definirse como la corriente filosófica que propugna centrar al hombre como objeto de las
transformaciones políticas y de la sociedad, en ese mismo sentido, el
personalismo enfatiza el rol de la persona
como ser social, responsable y racional y busca en función a ello velar
por el desarrollo de la misma. Pareciera lo mismo, pero no es del todo cierto,
a pesar de tener como principal influencia los aportes de Tomás de Aquino3,
Mounier4 y Maritain5.
Hoy vemos como el humanismo es
usado desde una óptica marxista, puesto que Salvador Allende6, Hugo Chávez
o Gustavo Petro7 hablaron en algún momento y se autodefinieron como
humanistas, o sin irnos más lejos, Karl Marx8 en sus inicios
difundió tal idea y así con cualquiera que (insisto) busca a través de esta
corriente de pensamiento encausar proyectos de poder. Mientras que el
personalismo se ve con desprecio, porque recuerda al mesías político tan
aborrecido pero paradójicamente tan buscado en estos tiempos, al caudillo, al
cacique cuando en realidad lo que busca es llegar a la persona, al ciudadano.
Es por tales motivos que hoy el
autor prefiere definirse como personalista y no humanista, porque el humanismo
moderno a su modo de ver, si bien se centra en el hombre en realidad no busca
el desarrollo integral del mismo, ni la elevación de la dignidad de cada
persona, todo lo contrario, bajo una ayuda malintencionada no buscaría más que
una sujeción y si a esa suma le añadimos un mensaje salvador, es un cóctel
perfecto para sembrar el populismo, porque como decía Carlos Rangel9,
el marxismo busca ser una triste caricatura del cristianismo.
El personalismo en tal sentido, busca
romper con el estado de naturaleza10 de Hobbes11 y pasar
de lleno al estado civil, porque no se trata de ver a la especie humana como
unos buenos salvajes que necesitan ser asistidos y en ese trayecto crear un
hombre nuevo, sino ver a los miembros de tal especie como verdaderas personas,
o sea, sujetos racionales, responsables y capaces que buscan ese impulso y el
mejoramiento de sus condiciones de vida para desarrollarse integralmente y
obtener el bienestar.
EL ROL DEL SERVIDOR
A manera de conclusión, he de
decir como un venezolano más, y como un servidor más, que agradezco enormemente
la buena voluntad que cada compatriota demuestra al llevar una sonrisa a cada
niño, adulto o anciano vulnerable, al aportar desde su capacidad organizacional
un método para lograr sus objetivos de desarrollo (dando la caña y no el
pescado), al poder desplegar medios de atención para darle voz a quien hoy no
la tiene, al que se ve sumido en la desesperanza y el terror y en brindar más
que una ayuda, un servicio y un deber en estos tiempos tan adversos pero
efímeros.
Sin embargo, reafirmo que si la
caridad es usada solo en buscar espacios para figurar, obtener ganancias
políticas, o pensar en instalar un aparataje electorero es mejor no realizarla,
porque se pierde el sentido de la caridad en su más puro concepto y desde su
forma excelsa como es la política, pasando a ser un burdo clientelismo, viéndose
entonces a la persona como un mero instrumento, un voto o un trampolín para
ganarse la opinión pública y no como un sujeto social que requiere
desarrollarse y obtener bienestar. Porque realmente la caridad funciona desde
el desprendimiento, la acción voluntaria y la vocación de servicio público.
Y de eso justamente se trata, el
político debe ser un agente de cambio desde su espacio —la polis12—
y al igual que el voluntario, es un servidor público, pero un voluntario no
busca el poder del Estado sino empoderar a las personas, pretender hacer lo
contrario lleva a que a costa de un fin se obtenga otro. Los servidores
públicos corren en la obligación de actuar desde la honestidad y la empatía,
sin caretas, porque en la medida en que una buena acción se haga de forma
sincera, mayor será la retribución para con el voluntario no desde su servicio,
sino en el desarrollo de su vida, así lo expone esa máxima universal. Finalizo
entonces diciendo, que queda mucho por recorrer, muchas sonrisas que llevar y
sobretodo, muchas personas por empoderar para poder salir de la penumbra, solo
la verdad nos hará libres.
GLOSARIO:
- Volunturismo: Práctica empleada por los “millenials” que consiste en la participación en voluntariados internacionales a costa de buscar figurar y figurar en razón de “marcar la diferencia”. Para profundizar más sobre este concepto, visite: https://elordenmundial.com/2017/07/03/volunturismo-voluntariado-y-selfies/
- Arístides Calvani: Canciller de la República de Venezuela para el período 1969-1973.
- Tomas de Aquino: Teólogo y filósofo católico, uno de los principales pensadores de la Edad Media gracias a sus aportes sobre doctrina y metafísica.
- Emmanuel Mounier: Filósofo francés, fundador del movimiento personalista.
- Jacques Maritain: Filósofo francés, principal exponente del humanismo cristiano original.
- Salvador Allende: Político socialista, presidente de Chile para el período 1970-1973.
- Gustavo Petro: Exguerrillero y exalcalde de Bogotá, candidato presidencial en las elecciones de Colombia de 2018.
- Karl Marx: Economista, sociólogo y filósofo alemán prusiano, autor conjunto a Friedich Engels de “El Capital” y “El Manifiesto Comunista”.
- Carlos Rangel: Periodista, autor del libro “Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario” así como “El Tercermundismo”.
- Estado de Naturaleza: Hipótesis que plantea la situación del hombre antes del origen de la civilización y la sociedad. Etapa predominante de la supervivencia y el conflicto.
- Thomas Hobbes: Filósofo inglés, padre de la filosofía política moderna y autor de la obra “El Leviatán”.
- Polis: Forma de organización política de las ciudades-estado de la Antigua Grecia que fue estudiada exhaustivamente por Aristóteles en su obra “Política” que define a esta como “las cosas referentes a la polis”, es decir, a la sociedad y su organización en la búsqueda de bienestar.
Excelente articulo chema, y que viva la JDC!
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